Por: Lic. Dr. César S. Visbal Valle
¿Dónde están los pre-revolucionarios de los sindicatos, tanto activos como pensionados? Hasta ahora, lo único aceptable que queda de esas estructuras es la cercanía a una farmacia o la esperanza de recibir los medicamentos a tiempo y con calidad. Las citas médicas deberían ser parte de un proceso de salud, no un trámite judicial. En el primero arriesgamos la vida; en el segundo, la libertad… pero al menos seguimos vivos.
Las EPS se han convertido en otro clan del Golfo, otro ELN o una disidencia más. Su avaricia está matando gente, cometiendo homicidios culposos mientras los armados cometen homicidios dolosos. ¿Dónde están los sindicatos, y más aún, los sindicalistas? Aquellos que en su momento fueron revolucionarios, hoy parecen haberse transformado en cómplices silenciosos.
Al igual que muchos partidos tradicionales, los dirigentes sindicales han caído en la tentación del erario público, dejando sin comida a los niños y sin conectividad a las comunidades. Cuando aspiran a la dirigencia sindical son un incendio viviente, pero una vez electos se vuelven estatuas simbólicas, frías y sin acción.
Lo más indignante es que siguen beneficiándose de las cotizaciones de los asociados, mientras las asociaciones —como la de Pensionados del Atlántico— parecen haber muerto junto con figuras como Nestar Franco de Ferrer.
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