Barranquilla vive un momento particular: las cifras recientes de seguridad muestran una reducción en varios indicadores de criminalidad, entre ellos homicidios, hurtos y extorsiones. Sin embargo, la lectura sobre los factores que explican este descenso ha desatado un cruce de declaraciones entre el Gobierno Nacional y las autoridades distritales y departamentales.
El delegado del Gobierno Nacional en la región aseguró que esta disminución responde, en buena medida, a los diálogos exploratorios con abogados de cabecillas de estructuras criminales, en el marco de las estrategias de “paz total” que el Ejecutivo impulsa en varias ciudades del país. Según su planteamiento, los encuentros han permitido establecer compromisos para reducir la confrontación armada y los delitos asociados a estas organizaciones.
“Lo que estamos viendo no es casualidad ni producto de decisiones aisladas. La reducción de la violencia y los hechos delictivos en Barranquilla guarda relación con la interlocución que se abrió, bajo protocolos definidos, con representantes legales de los grupos criminales. No se trata de pactos por debajo de la mesa, sino de una estrategia dentro del marco de la política nacional”, afirmó el vocero del gobierno nacional quien también recordó que las mesas de trabajo han estado abiertas a todas las instituciones.
No obstante, tanto la Alcaldía de Barranquilla como la Gobernación del Atlántico rechazaron tácitamente esta versión y defendieron que la mejora en los indicadores es fruto de las acciones implementadas por sus equipos de seguridad y convivencia ciudadana. En comunicados de prensa las autoridades locales sostuvieron que sus operativos, planes de patrullaje, refuerzo de la inteligencia policial y programas de prevención comunitaria han sido determinantes.
“Es nuestra labor constante la que ha marcado la diferencia. Los resultados que hoy se muestran son producto del trabajo articulado con la Policía Metropolitana y el Ejército, así como de la inversión en tecnología y la recuperación de espacios públicos. No podemos permitir que se minimicen los esfuerzos locales”, indican.
La controversia se intensificó luego de que representantes del Gobierno Nacional recordaran que, en varias de las mesas de coordinación convocadas en los últimos meses, los representantes distritales y departamentales estuvieron ausentes.
Según fuentes oficiales, esto evidencia un desinterés frente a la articulación que hoy pretenden capitalizar como logro propio.
Mientras tanto, la ciudadanía observa con expectativa la evolución de las cifras. Algunos sectores celebran la disminución de hechos violentos, pero también hay voces críticas que llaman a mantener la prudencia, recordando que las estructuras criminales en la región siguen activas y con capacidad de reorganización.
Por ahora, lo cierto es que Barranquilla muestra un respiro en materia de seguridad, aunque la disputa política sobre los méritos de tal reducción refleja que el combate a la criminalidad no solo se libra en las calles, sino también en el terreno del discurso público.